Las etapas fronterizas han sido exigentes para nosotros y para las bicis. Hemos librado el barro y la etapa hasta la frontera transcurre por caminos secos. En Gabón los caminos siguen igual y estamos felices. Nos han dicho que los últimos veinte son de gravilla con lo que los esperamos con ansia. Las nubes se oscurecen, nos vamos a mojar seguro y la grava no aparece. El camino está aplanado y preparado para el asfalto, pero sigue siendo tierra y la lluvia cae, con fuerza y los charcos y la tierra ensucian las bicis hasta el último tornillo. Cuando llegamos a Ndendé, primero tenemos que ir a inmigración, han sido 100km y es ya tarde, pero no podemos irnos a comer ni a la cama sin limpiar las bicis. Unos chicos con agua a presión nos dejan, a cambio de dinero, quitar la mayor parte, pero el barro sigue ahí y con trapo y agua después de una hora las bicis parecen listas. Al día siguiente, la etapa 121 el barro seco, la falta de engrase hace que las bicis se quejen, grillos, lamentos, una etapa con banda sonora.