Hemos dejado el refugio de Windhoek donde nos han acogido como si fuera nuestra familia, cuatro días que han servido para poner al día las bicis, el plan y a nosotros. Hemos llegado de noche y nos cuesta despertarnos. Amanecemos en Tsumeb, para viajar en el autobús tuvimos que desmontar todas las alforjas y la cama está invadida de bolsas para ordenar esa casa que llevamos a cuestas. Cuando es posible nos gusta poner las noticias y escuchar como late el mundo que no puedes ver. Aunque estés lejos, el sonido de la radio, de las noticias mientras desayunas te ayuda a sentirte en casa y el día lo afrontas con otra energía.