
La etapa está siendo muy dura, hace calor, pero sobre todo es el desnivel que afrontamos en poco tiempo. La jornada tiene varias subidas, de uno, dos, tres y cuatro kilómetros la que más, algunas de ellas son de tierra y muy inclinadas con lo que la rueda patina y dificulta la subida. Sheila va quedándose poco a poco y aquí cada uno sobrevive como puede, en un descansillo aparece un tractor con el remolque, el señor me mira con cara de «de dónde sale este». Sigo más adelante y dejo la bici aparcada para ver donde está Sheila, regreso y el señor carga el remolque con un montón de arena que hay en la curva. Me hace un gesto de si necesito algo, le hago ver que espero a una persona, «¿árkadas (amigo)?», no le hago el gesto de anillo en el dedo, inclina la cabeza asintiendo y sigue con su labor. Sheila aparece al fondo empujando la bici, llega saluda y seguimos camino mientras el hombre carga el remolque bajo un sol abrasador.