
Hemos acabado la etapa en Sekoma, en el mapa hemos visto un colegio y por caminos de arena llegamos a un centro muy cuidado. El director nos recibe en su despacho y nos cede el espacio del aula de los más pequeños, la más bonita y limpia. A la tarde después de ir a la gasolinera a comer algo, regresamos para filtrar agua y asearnos en unos baños que tienen duchas. Estamos dentro de los aseos y una profesora o mujer del centro no es consciente de nuestra presencia, creyéndose sola canta relajada, sin saber que desde el otro lado del muro la escuchamos. Llena el aire con su energía y la escuchamos alejarse.