
En Perugia dormimos en un Airbnb, en el piso hay cuatro habitaciones y una de ellas la ocupa Jessica, que ha encontrado trabajo y está entre Arezzo y Perugia hasta que normalice horarios. A la mañana conversamos fugazmente con ella y nos parece muy amable. De turisteo por Perugia pensamos que si a la noche le apetece cenemos los tres juntos. La propuesta le parece buena y aunque estará harta de pizzas, accede a comprar unas para satisfacer nuestro deseo de comer pizzas en Italia. Lo que acompaña a la cena es una gran conversación y nos alegramos de haberla conocido, seguro que habrá un futuro en el que nos encontraremos de nuevo. Ella nos cuenta de donde es originalmente y dónde vive ahora.