
Hemos llegado al puerto de Ancona, esa noche viajamos en Ferry a Croacia. Aunque están separados por mares, los ferrys son como fronteras en la distancia, miles de camiones que salen de la panza de los barcos, miles de personas que viajan por turismo, negocios o para visitar a familiares que trabajan en el otro país porque hay más oportunidades. No es un barco normal, las taquilleras requieren los pasaportes y no todos los pasajeros los tienen en regla o los presentan. Todos los días hay conversaciones, súplicas a los dos lados del cristal. En este caso balcánicos chapurrean italiano como pueden para hacerse entender.