
Tratamos de grabar el sonido de los grillos. Estamos parados en el arcén de la carretera y enfoco mi móvil hacia las hierbas. Detrás nuestra hay cinco casetas con perros encadenados que se están alterando con nuestra presencia, es imposible hacerlos callar y estamos a punto de desistir de grabar a los grillos cuando un chico se acerca. En bosnio «¿qué ocurre?» trato de hacerme entender y me siento idiota explicándole que quiero grabar el sonido de los grillos pero que los perros no dejan. El marcha para hacerlos callar en la medida de lo posible, al final veo que ese sonido también lo quiero. Me acerco y trato de grabar el sonido de los perros, pero el quiere conversación. Al decirle en español el lugar a dónde vamos, es como si fuera un lugar desconocido para él, cuando cae se ríe, mi pronunciación ha sido terrible. Le damos las gracias y nos vamos.