Son las 7:00 de la mañana, somos las únicas personas del albergue de Biel, un pueblo de 170 habitantes de la comarca de Cinco Villas, a penas se oye nada. Arrancaremos la etapa sin desayunar porque la panadería sólo abre los sábados y no hay tienda. Por suerte queda café de algún peregrino anterior y por lo menos engañamos el estómago con algo. Mientras preparamos todo, en la cocina el café comienza a hervir.