Tras una noche de tormenta, nos queda la esperanza de que la lluvia nos de tregua para hacer la etapa hasta el ferry. Como dice la frase «tras la tormenta, la calma» y efectivamente, son las 5:00 am, tenemos que llegar al ferry y nos quedan dos horas de bici subiendo y por carreteras rotas y llenas de gravilla por la lluvia de la noche anterior. Amanece como si no hubiera pasado nada, el gallo marca territorio y los pájaros conversan distendidamente.