86KM 575+
Hemos bajado de altitud y estamos algo más al norte, la temperatura nocturna ha subido a 15º, ha sido fresca pero soportable con el saco que tenemos. No sé si es porque estamos en África y mi cabeza quiere pensar que hay muchos animales más o que realmente los hay, pero despertamos con una sinfonía de pájaros a cada cuál más melódico. Si no fuera por que la carretera está cerca y se escuchan los coches, habría sido un amanecer perfecto. Nos ponemos en marcha a las 6:30, pero andamos a cámara lenta. Aprovechamos la cocina que tiene el camping y nos hacemos unas tostadas de mermelada con café para salir con algo de punch. Nos despedimos de la dueña, que casualmente su luna de miel fue en España y les encantó, saben que si van de nuevo por allí tienen una parada obligada.
Tenemos Zeerust a 11km, habiendo desayunado es muy cerca y pasamos de largo. Las ciudades africanas donde predomina la gente negra, suelen ser más caóticas, más suciedad por las calles, los supermercados siempre están llenos de gente y tienen poca luz. Hay muchos locales de comida rápida, la música suena alto en tiendas de electrodomésticos, gente pidiendo por las calles. Es sólo sensación, pero transmite más inseguridad. Al salir de la ciudad hay un campo de golf donde sólo juegan blancos. Comentamos cuál será el pensamiento en ambas direcciones, lo que está claro es que hay una diferencia de clase evidente y poca mezcla de razas. La gente nos saluda con alegría, y los que no lo hacen, cuando les decimos buenos días, notas cierta sorpresa en su cara y aparece una sonrisa enorme.
Un cartel marca Skilpadshek a 50km, esa es la frontera con Botswana. Entre medias solo hay un pueblo donde planteamos parar para comer algo. La carretera sigue siendo buena, buen arcén, no mucho tráfico, aunque ahora sobre todo son camiones que nos zarandean como si fuéramos un árbol recién plantado. Vamos hacia el oeste con un sube y baja constante. Conforme nos acercamos a la frontera se ve más precariedad en las casas. Casitas de una planta con terreno de tierra roja, una vallita y a veces de cemento, otras de uralita y de vez en cuando una casa enorme que parece de un barrio de ricos. A los dos lados montañas con vegetación, vacas y cabras pastando en las orillas de la carretera, gente caminando. La falta de pueblos y el tipo de vía hace que no te invite a detenerte mucho con lo que nos falta esa vidilla que nos daba Asía, pero en cuanto entremos en Botswana, creemos que cambiará.
Pensábamos que el pueblo estaba a los 45km y obviamos una población que hay mucho antes donde podemos pararnos, pero aquí no es como lo conocemos, los pueblos son casas que dan a la carretera, con tierra por todo, sin aceras y sin cafeterías, como mucho una tienda donde pararte a comprar algo y refugiarte si hay sombra. La cuestión es que nos despistamos y a los 45km no hay nada, pero tenemos hambre y comemos fruta y una chocolatina que nos había regalado Adriaan hace dos días.
Combustible en el cuerpo y a por la frontera que está a 20km, aunque el desnivel acumulado es escaso, la sensación es de estar todo el rato ascendiendo, también es verdad que el viento en contra no ayuda. Un edificio enorme estilo safari es la aduana de Sudáfrica, varias mujeres que trabajan ahí se interesan por nuestro viaje y se hacen fotos con nosotros. La gente en África es muy alegre y les encanta posar cuando les haces la foto. Nos dan agua, sellamos el pasaporte y nos vamos con una sonrisa en la cara. En la frontera con Botswana primero nos hacen mojar las ruedas en el mismo liquido que pasan los camiones, luego pisar los pies en un desinfectante, no creo que esas medidas eviten nada, ya que el agua está negra y la alfombra igual, pero es su protocolo e imitamos al resto. El edificio de frontera es gigante, choca con la realidad del país. El trámite es algo más lento, pero salimos con el sello del país 19 del viaje.
Queremos sacar dinero y comprar algo de comida, nos desviamos hacia Lobatse y ya la carretera es mucho más pequeña, en peor estado, pero es aceptable, lo malo es que hay mucho cristal de botellas que tiran desde las ventanillas de los coches. Paramos en un almacén enorme para comprar, de nuevo se ve oscuro dentro. La gente sale con carros llenos de comida. Me quedo fuera mientras Sheila compra y me da para contar nuestro viaje. La cara de sorpresa al decir Camerún es la tónica general, y lo veo normal, es como si alguien nos dice que se va de Pamplona a Irán en bici. Nos sentamos a comer con cajas de cerveza como sillas y metemos el tercer sándwich del día, ahora atún con queso. Entre bocado y bocado contestamos preguntas, algunas entendemos poco, aunque hablan inglés su acento es peculiar. De vez en cuando sale alguna mujer con su vestido llamativo, su peluca bien arreglada y nos saluda con elegancia.
Nos quedan 16km para terminar con ligero ascenso y ya con el sol bajando, aunque el calor sigue fuerte. Casi no hay coches. Tenemos ganas de acabar y Sheila pincha a 4km de llegar, vamos a hacer el esfuerzo de hinchar para llegar sin tener que desmontar todo, pero nos funciona una vez, a falta de dos kilómetros el aire no hincha la rueda y llegamos caminando a un colegio de secundaria enorme, su valla tiene casi un kilometro de largo y medio de ancho. Los alumnos acaban las clases en ese momento y cuando nos ven, nos jalean a lo adolescente. En la recepción el profesor de informática nos pregunta que queremos, le explicamos si podemos dormir en algún aula y nos muestra una encantado, se guarda el email para plantearnos proyecto futuro. Los alumnos nos rodean en la clase mientras desmontamos las bicis y cada vez que grabo se alteran poniendo posturas. Pasamos un rato divertido y poco a poco van yéndose a sus casas. En uno de los baños que tienen agua nos aseamos, además de agua, en cima de la cisterna de ambos aseos, hay una caja de condones, e un colegio de secundaria, lo que pone en dimensión la realidad de embarazos en adolescentes que puede haber y la prevención que se hace desde los institutos, si no puedes evitar las relaciones sexuales, dales medidas. Después del aseo y ya de noche, oscurece a las 18:00, montamos la tienda en un lateral de la clase, cenamos en la mesa de la profesora y nos vamos pronto a dormir.
