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ETAPA 83 BUKA-TASHKENT

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59km 210+

Chodeq y Soyida tienen un reciento con decenas de gallinas. Antes de que amanezca ya comienzan los gallos a despertar a la familia. El sonido de los coches en la carretera no ha parado en toda la noche, aunque no nos hemos enterado mucho ya que hemos dormido bien. A las 6:00 comenzamos a recoger ya que los nietos tienen que ir a la escuela y para las 7:00 tenemos que salir. Al salir de la habitación Soydia está alimentando las gallinas que se alteran al saber que la comida se acerca. Chodeq está listo y nos señala el lugar donde comen. Pan, mantequilla, té y algo de fruta sobre la mesa. Van llegando los miembros de la familia que antes de sentarse a comer dan un beso al padre o abuelo. Chodeq trasmite cariño, serenidad, respeto, ternura. Desayunamos en silencio ya que el internet no funciona y no podemos, al menos, preguntarle con el traductor. El horario de escuela se acerca y en un cochecito pequeño se montan las dos hijas y las dos nietas. Antes de marcharnos nos hacemos una foto para recordarlos y nos despedimos. Es emocionante ver como te dan una bendición desde el corazón, no sabes si es obligación o han estado felices de haberte alojado, de cualquier manera ha sido nuestra última experiencia en el primer bloque de Rumbos olvidados con una familia. Uzbekistán ha supuesto un 100% de veces que hemos dormido en casas de gente los días de acampada y eso dice mucho de esta cultura hospitalaria y generosa y lo remarcaré siempre.

A las 7:00 la familia nos despide mientras recorremos el camino de piedras hasta la carretera. Es una secundaria y a esas horas el tráfico es intenso. Sesenta kilómetros donde tendremos que estar atentos. La falta de arcén nos obliga a ir en fila de a uno. Hace un día pedaleábamos por llanuras desérticas y hoy tenemos campos rebosantes de color a ambos lados. A los pocos kilómetros hay un embalse que le llaman el mar de Tashkent, el sol se refleja en el agua mientras recorremos la presa y a esas horas hay gente entrenando piragua. Cuando ya ves a gente practicando deportes que requieren una inversión demuestra que el nivel de vida es más alto cuando puedes dar un paso hacia el ocio. Los coches que veíamos en la zona del sur que eran sobre todo chevrolets pequeños, dan paso a coches más lujosos y de marcas occidentales.

La etapa no tiene mucha historia a los 20km comenzamos con carreteras de dos e incluso tres carriles que se precipitan hacia la capital del país. Cada vez hay más empresas, más tráfico, bocinazos y menos respeto. Nos hacemos pequeños y el ritmo aumenta considerablemente. El asfalto es decente y no hace viento. Hace dos días 20km nos suponían casi tres horas con mucho esfuerzo y hoy en una hora pasan sin darnos cuenta. Nuestros ojos están puestos en el fin del bloque, en todos los recados que tenemos que hacer estos días y preferimos llegar pronto para dejarlos resueltos cuanto antes. Ya no hay posibilidad de hacer fotos, de parar a conversar con nadie, el río de coches nos arrastra y la corriente nos lleva sin control hasta el centro de la ciudad. La capital es mucho más grande de lo que nos imaginábamos, atrás quedan pueblos con sus casas rurales, los hornos de somsas, las vacas pastando o los niños saludando desde su puesto de sandías. Avenidas inmensas y seguir el navegador con los ojos en el móvil y en los cuatro carriles de coches. Los aviones pasan por nuestras cabezas, en pocos días seremos nosotros sobrevolando la ciudad rumbo África, 5.620km desde Pamplona, 137 días, 83 etapas, son tantas experiencias que uno no es consciente de que es el protagonista de todas ellas. Estamos felices, primer escalón superado, frente al hotel nos sacamos una foto fea, pero cargada de simbolismo, el escenario no importa, el significado sí.

Tenemos ganas de ducharnos, llevamos tres días sin hacerlo, limpiándonos con un trapo, tenemos ganas de dormir, de comer de dejar la bici, pero no podemos. Lo primero que hacemos es ir a una oficina de correos a la que supuestamente hace tres semanas llegaron unos discos de freno que necesitamos, tres semanas para recorrer 700 metros hasta la dirección del hotel. El de recepción llama, el paquete está ahí, pero cierran pronto, subimos todo a la habitación y vamos a correos, al llegar está cerrado, tocamos la puerta y una mujer nos abre, no sabe quienes somos, pero lo sabe, me hace pasar y ahí están los discos, una preocupación menos. Lo siguiente es enviar un paquete con cosas que estimamos innecesarias para lo que queda de viaje. 4kg en una bolsa y preparamos las bicis para dejarlas en la tienda. Primero vamos a comer algo, son ya las 14:00, a cien metros del hotel hay un comedor inmenso, tanto que parece que hay un espejo y duplica las mesas, pero no, hay cientos de mesas, sin demora nos atiende una camarera, el ritmo es frenético, pedimos dos palov y dos sopas. Unas alarmas suenan constantemente, son los platos preparados para servirlos en las mesas, los camareros casi corren con las bandejas de un lado a otro. La comida está riquísima, pero es cara para lo que estamos acostumbrados en las zonas rurales. Salimos por una de las avenidas hasta la oficina central de correos, un edificio enorme con estilo clásico. Dentro un vestíbulo con una fuente en el medio y ventanillas alrededor. Con el traductor conseguimos explicar que queremos enviar a España. El envío sale caro, 55€, pero nos quitará algo de peso y nos dará espacio. Siguiente recado despedirnos de las bicis. Hemos tenido suerte porque la oficina central estaba a sólo 3km del hotel y la tienda de bicis también está cerca. Desmontamos las parrillas delanteras y le dejamos alforjas con algo de material. La próxima vez que veamos las bicis será en África, es un acto de fe y un salto a un nuevo rumbo, aún no sabemos lo que se nos viene encima, otros cuatro meses, pero esta vez mucho más desafiantes.

Ahora sí, pedimos un taxi y regresamos al hotel para darnos la deseada ducha y relajarnos un poco. El cuarto está en la tercera planta y de nuevo sin ascensor, las piernas se quejan. Ahora toca meter todo en las maletas para el aeropuerto. Nos quedan dos días para actualizar la web, lavar ropa y anticipar gestiones del nuevo continente. 

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