Saltar al contenido

ETAPA 43 SUSEHRI-SEBINKARAHISAR

52KM 1270+

La noche es buena, pero siempre que retomamos bici nos despertamos durante la noche nerviosos y miramos el reloj más de una vez. Uno nunca sabe como afrontará la etapa, sobre todo cuando es dura. A las 7:00 estamos puntuales en el comedor del hotel para el desayuno. Así como hemos disfrutado de algunos despliegues gastronómicos buenos, aquí hay huevos cocidos, aceitunas y dosis de queso o mermelada para untar. Aunque es básico, metemos combustible y bajamos para montar las bicis a la recepción. Hoy salimos con la calma y se nos hace algo más tarde de las 8:00.

Seguimos el gps del móvil, salimos del hotel a la izquierda y bajamos por la primera calle y al levantar la vista del navegador al fondo, en el hueco que dejan las casas se ven montañas copadas por nubes. Justo vamos para allí e impresiona. Antes de meternos a la derecha por la carretera que nos lleve a Sebinkarahisar tenemos que hacer 8km de doble carril favorables, es de bajada, pero el viento nos impide rodar a más de 21km/h. No me molesta que el aire no me deje disfrutar de la bajada, en cuanto salgamos el giro es de 180º y será favorable para la subida.

La carretera es la D865, nos hemos marcado como objetivo llegar a Sebinkarahisar y justo un cartel anuncia cuanto nos queda, 41km. Parecen pocos, pero queda todo por subir, cuatro puertos de 2,4,7 y 9km respectivamente. Empezamos bordeando el lago Çamlica, la primera de las subidas está en él y con rampas del 10%. A la izquierda tenemos una pared de tierra roja, sin árboles y casi vertical. En cuanto acabamos la subida, nos acercamos al lago en el que hay piscifactorías con nasas en mitad que ya las veíamos al bajar dos días antes desde la montaña como grandes líneas de Nazca, pero flotantes. Disfrutamos de los pocos kilómetros de llano que quedan en la etapa donde hay campos de cereal y muchos tractores recogiéndolo con rastrillo y cargando los remolques. Los jornaleros saludan a nuestro paso y en a los 20km se acaba la paz, vemos la primera rampa de los 4km del segundo puerto. La temperatura es muy buena y los ojos no dan para contemplar la inmensidad de montañas que hay ante nosotros. Las piernas están frescas y pronto podemos respirar en el alto. Un pastor camina por lo alto con sus vacas y nos habla en inglés, nos ofrece agua y se siente orgulloso de poder comunicarse con nosotros. Comemos un poco, nos despedimos y afrontamos la bajada fugaz de cinco kilómetros que nos lleva de nuevo al río. Las obras dan comienzo al puerto, están asfaltando y afrontamos los tres primeros kilómetros con rampas del 10% en tierra y con camiones y coches llenándonos de polvo. En un momento dado el perfil nos da tregua y justo se acaban las obras. Ahí de nuevo me encuentro con un jornalero subido en una montaña de paja enorme sobre el remolque y como con destreza recoge el montón que le pasan desde abajo y lo fusiona al resto. No puedo evitar parar para hacerles la foto. Posan sonrientes, sobre todo dos chicas jóvenes que tímidas se tapan la cara pero hacen un gesto de victoria con los dedos. Hablan en turco, pero reconozco Instagram, les enseño el nuestro y me marcho con su voz de fondo tratando de memorizar y pronunciar Y os lo cuento para buscarnos luego. Quedan 2km para la tercera subida del día. La temperatura sigue fresca pero se nota la altitud y cada vez el viento viene más frío. Comemos algo y nos lanzamos a por la última subida del día.

Una señal marca 5% de bajada, pero hasta la fecha no han acertado con ninguna, el día que tocaba poner señales se les cayeron del camión y las clavaron al tuntún. La bajada es pronunciada y rápida, el viento nos da bandazos y el asfalto es irregular, toca poner los sentidos en nuestra seguridad y no en el paisaje montañoso ante nosotros. Cuando estamos llegando abajo la carretera se pierde en una curva y al fondo tras un montículo vemos lo que nos espera, parece duro. 9km para terminar con las subidas, pero nada es gratis y lo que parecía duro, lo es, de nuevo llegamos a los dos dígitos de porcentaje y las fuerzas no son las mismas que al principio. Los kilómetros bajan lentamente, pero bajan. Pasamos por algunos pueblos que hay en mitad de la subida, donde de nuevo los tractores salen y entran de las parcelas. La imagen de hombres y mujeres con ropa de campo, sentados en la cabina y en el remolque recuerda a la de España hace décadas.

9km dan para mucho y con un puerto en el que la carretera es sobre todo recta, poco queda para la imaginación, desde lejos ves lo que queda, para bien y para mal. La última rampa es un hecho y mientras jadeamos y damos chepazos un coche de policía se para al lado nuestra, baja la ventanilla y empieza a preguntar cosas en turco para hacerse los simpáticos. Tenemos el aire justo para pedalear y les miramos con cara de: “¿En serio, crees que puedo responder?, ¿crees que voy a parar a traducir lo que dices para darte el gusto en plena subida alma de cántaro?”, les sonreímos, gesticulamos con la cabeza y se dan por aludidos y siguen camino. Por fin llegamos al alto y ahora sí, los casi 1300+ en 30km han terminado con el ascenso. Nos abrigamos y bajamos hacia la ciudad, es hora de comer y antes de ponernos a buscar hotel nos paramos en una gasolinera que tiene unos cenadores para hacernos unos sándwiches, ya que si esperamos a encontrar alojamiento, entre localizarlo, subir maletas y todo tardamos una hora más.

Sebinkarahisar tiene un castillo en el alto, lo vemos al fondo con un cielo gris amenazante. La idea era ir a verlo si estaba accesible, pero entre el tiempo y lo lejos que está lo descartamos. Justo a 700 metros hay una pensión que tiene un salón de bodas debajo que está cerrado, pero aparece el dueño y nos dice que se puede dormir y es buen precio con desayuno. Felices nos metemos en el hotel en el que somos los únicos clientes, da la sensación de que a la noche resucitarán los muertos y golpearán la puerta. Nos duchamos, echamos siesta y durante la tarde hacemos gestiones de viaje. Cuando el sol empieza a meterse coches pitan en el exterior, acelerones y el parking debajo de nuestra habitación comienza a llenarse. Tambores y cornetas dan la bienvenida a los recién casados, eso no nos ha avisado el dueño y la noche se antoja toledana.

Ruta en strava.

Wordpress Social Share Plugin powered by Ultimatelysocial