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etapa 38 ovasaray-pazar

75km 1215+

Durante la noche, hacia las dos, perros dispersos por la zona han dialogado sin parar y nos han tenido hora y media que ha terminado con un berrido de callar de una santa vez, lo curioso es que ha funcionado, por lo menos el que más cerca estaba que se ha ido. Luego hacia las 5:30 ha venido un pastor con sus ovejas hablando por teléfono, pero no le hacía falta, se le oía desde un kilómetro. Así que el descanso ha sido escaso. Pero a las 6:15 el despertador no perdona y te golpea el cerebro y toca recoger todo.

El calor ya aprieta a esas horas y hay que quitar el cobertor de la tienda para no sudar más de la cuenta. Ponemos las bicis en forma y salimos a la carretera. Nada más empezar durante 2km hay extensiones de invernaderos hasta el horizonte. Esta es la huerta de esta parte de Turquía. Cargamos agua en casa de unas personas locales que están desayunando y desde ahí mismo comienza un puerto de 24km que es el reto del día. Lo dividimos en dos. Las primeras rampas ya nos avisan de lo que nos espera, no es excesivamente duro pero es pronto y el cuerpo no procesa. Primero pasamos por una especie de desfiladero y la carretera se desvía para ir subiendo la montaña. Vamos dejando el valle de cereales por cosechar en el fondo y curveamos poco a poco. La carretera no está muy transitada y disfrutamos de la tranquilidad a esas horas.

En el primer descanso a 12km paramos en una curva y tres coches abren la ventanilla para saber si estamos bien. La cara de sudor enrojecida es la causa. Les damos las gracias y siguen camino. Vamos a por otro 8km que nos llevan a Kevansaray, 6km más de subida y ahí la falta de desayuno y las rampas, ya llevamos 840+ en 18km hacen que deseemos llegar a una sombra para comer algo. Un pueblo deteriorado, con pinturas por las paredes, incluso en inglés, tractores subiendo y bajando, vacas, perros, y en una sombra dos bancos nos esperan para sentarnos a comer pan con nocilla. En ese momento llega una mujer encorvada, con su rama de árbol a modo de bastón, un pañuelo cubriendo la cara curtida y llena de arrugas, sin dientes. Se sienta con nosotros, le ofrecemos bocadillo, pero no quiere, eso si, no para de hablar, una pena no saber que está diciendo. Al poco rato, se levanta y sigue camino, probablemente la parada la iba a hacer para descansar y nosotros le hemos quitado su asiento. Al rato otra mujer se acerca y nos habla sin parar, esta vez le ponemos el móvil para que hable y nos traduzca, pero todas las veces saluda para contestar, no logramos explicarle que tiene que hablar al móvil, nos reímos, pero nos quedamos sin saber que decía.

Seguimos para terminar con los últimos seis kilómetros de puerto, algo más suaves, pero ya con lo hecho cuestan. Se nota que estamos llegando al alto, 1350msn porque es más luminoso, no hay montañas más arriba y se anuncia la bajada a otros valles. Subimos entre campos algo más verdes por la altitud.

Desde el alto, a excepción de un repechón que nos rompe el ritmo en las piernas y nos lo sube en el corazón, bajamos rápido primero entre espacios abiertos y luego ya cercanos al río entre árboles hasta Zile. Un pueblo bastante grande con todos los servicios y paramos en la plaza principal. Sin bajar de la bici ya nos invita a té el del bar, aceptamos y dentro todas las mesas están repletas de hombres jugando a cartas, fumando y tomando té. Muchos de ellos juegan la partida pero con el rabillo del ojo cotillean quienes son esos extranjeros. Compramos pan y embutido para comer y salimos que ya es la 13:00 y nos quedan 35km para acabar.

La tendencia es hacia abajo, pero hay viento en contra, las piernas están cansadas, hay sueño y de repente el paisaje es de campos de cereal por cosechar que dan mucho calor y endurecen la etapa. Tratamos de lanzar la bici, pero hoy cuesta mucho y viendo que se nos hace tarde, a las 15:00 paramos en una mezquita que tiene una mesa en sombra para comer. Preguntamos a unos hombres que salen de rezar si podemos usarla y nos dicen que el islam está ahí para lo que necesitemos, que usemos los grifos para asearnos y que es nuestra casa. Así que paramos a cargar combustible y afrontar los últimos 11km.

La carretera está en proceso de asfaltado y la brea y gravilla nos atrapa las ruedas y cuesta pedalear, los metros pasan lentos y cada vez que miro el cuentakilómetros seguimos en la misma cifra. Antes de llegar a Pazar miramos cada camino que sale perpendicular a la carretera para ver que sensación nos da. Lo cierto es que hay muchos árboles, pero todo son campos de cultivo donde es difícil acampar y de tanto regar muchas zonas están encharcadas. Un camino me llama la atención y nos metemos para adentro, a ver si sirve porque todo va sumando. Vemos un terreno ya cosechado tapado por árboles y al fondo una pareja recogiendo verduras. Dejo la bici y les pregunto si es posible acampar. “Por supuesto, sois bienvenidos”, así que feliz regreso y preparamos campamento. Al atardecer se mueve mucho el viento y se hace difícil cocinar, pero algo conseguimos. Caemos rendidos en las colchonetas. Hoy le añadimos cama de paja bajo la tienda. 

Ruta en strava.

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