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ETAPA 37 ÇORUM-OVASARAY

78KM 715+

Después de muchos días de descanso siempre cuesta poner la maquinaria en marcha. Regresamos al despertador de las 6:15. Aunque no tenemos campamento tenemos que bajar todo dos pisos por escaleras y vestir de nuevo las bicis con las bolsitas extras de utensilios. La dirección está algo suelta y tardamos más de la cuenta en apretarla lo suficiente. Justo debajo de casa venden pan, y compramos una barra por 0,20€ para el desayuno.  

Ahora sí, tenemos que salir de Çorum, son las 8:00 de la mañana y el perfil nos regala un comienzo de etapa que nos pilla por sorpresa. Hace más calor del esperado y las rampas de hasta el 11% hacen que a los 3km Sheila tenga que pararse en uno de los altos a tomar aire porque tiene hasta ganas de vomitar. Normal después de cinco días sin hacer nada y arrancar la etapa para echar el higadillo. Trago de agua, cinco respiraciones profundas y seguimos camino.

El paisaje es un sinfín de colinas de cereal por cosechar que dan calor de verlas. La carretera por la que vamos esquiva la principal de dos carriles, nos da tranquilidad, pero quizá sea más dura. Además al inicio pasa por varias canteras y varios camiones nos adelantan cargados de arena o piedras. A los 16km se acaba la subida, no ha sido tan dura al final, sólo 550+. En el alto el paisaje va cambiando hacia verde, casetas de huerta a un lado y cosechas al otro. Bajamos y antes de salir a la D180 giramos hacia un camino de tierra que nos aleja de los coches y nos regala 14km hasta Meçitozu de naturaleza y soledad. Pedalear por caminos tiene el pro de sentir que estás explorando, que abres tu el camino, de la belleza, pero la contra es que cansa más, avanzas más lento y tienes que estar más atento.

En Meçitozu buscamos un bar donde poder tomar un café para desayunar ya llevamos 33km. En un bar donde ya están un grupo de señores con su chai, le pedimos al dueño un café y otro chai y nos sentamos en una sombra delante. Cuando nos toca pagar no nos deja, el dueño nos invita con una sonrisa enorme. Luego nos hacemos selfie y todos están asombrados desde donde venimos y hacia donde vamos. La idea es comprar pan y retomar la etapa, al final de la calle vemos la panadería Sahinler y no tienen pan, pero acompañan a Shei a una tienda donde venden, mientras espero el dueño me ofrece té, acepto porque es de buena educación y Shei regresa con el pan. Para agradecer el té les compro unas pastas, al pagar no me cogen el dinero. El negocio es familiar y están las hijas y la madre, la más pequeña reconoce nuestro acento y dice algo en español, nos reímos y tratamos de contarles que estamos haciendo. Nos sentamos a tomar café y sacan un bollo troceado, pero acabamos de desayunar y no tenemos hambre, les pedimos guardarlo en una bolsa para llevar y de regreso han metido dos bollos más, al rato nos sacan otro postre y tenemos que pararles porque su generosidad es increíble. Nos hacemos foto con ellas y nos despedimos. Inevitable no salir con una sonrisa de esa experiencia y sobre todo con aprendizaje. A la benjamina nos la llevábamos a España encantados, todo el rato riendo con una energía y un entusiasmo contagiosos.

Nos quedan 45km de etapa con tendencia hacia abajo, pero nada más salir del pueblo entramos en una especie de autovía de dos carriles y viento en contra. Con lo que los kilómetros pasan lentos y lo bonito del camino rural se esfuma. A los 10km se convierte en una carretera de un carril en obras y los camiones levantan una polvareda que obliga a ir con la cabeza girada para no comerte todo el polvo. Después excepto un repechón con calor, seguimos bajando y los campos amarillos van dando paso a campos verdes de maíz que se alza casi hasta nuestras cabezas. A los 72km de etapa salimos de la D180 y evitaremos esa principal día y medio.

Se hace el silencio y regresamos a nuestros pueblitos. Nos acercamos a zona montañosa y se agradece el verdor, pero el calor sigue siendo muy fuerte. A los 4km llegamos a Ovasaray y callejeamos con todas las casas cerradas y con la sensación de que no vive nadie, pero de repente asoma la mezquita y seguro que ahí podremos repostar agua. Unos niños nos indican donde y justo es donde ellos se asean para el rezo, pero nos dejan. Llenamos la ducha y los botellines y salimos del pueblo en busca de un lugar donde poder acampar. No tiene buena pinta y pensamos que quizá toque preguntar de nuevo en otra mezquita que hay al salir del pueblo, pero un camino sale hacia una zona de arbustos altos y nos arriesgamos. Un camino de arena gris que con la brisa crea pequeñas nubes de polvo sube ligeramente. El sol nos golpea y necesitamos sombra, pero no queremos seguir etapa porque queremos terminar ya, así que en una zona donde hay una explanada decidimos montar campamento. Con la lona nos hacemos una sombra y descansamos un rato antes de la labores fin de etapa. Estirar, ducharnos, escribir y preparar la cena. Hoy se nos hace tarde y nos oscurece cocinando, los mosquitos atacan severamente al atardecer y la temperatura baja hasta abrigarnos con mallas y sudadera. 

Ruta en strava.

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