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ETAPA 31 SULTÁN-GÖKSU PARK

41KM 1100+

La perra que nos acompañó toda la tarde ha dormido junto a la tienda de campaña y de vez en cuando comenzaba a ladrar y gruñir, con lo que nos ha despertado varias veces. Al salir de la tienda a las 6:40 ahí estaba moviendo el rabo. Recogemos todo y durante un kilómetro se viene con nosotros, pero se aburre pronto. El camino paralelo al canal se convierte en asfalto pronto. La mañana está tranquila y hace menos frío del que el pronóstico nos anunció.

Allí abajo, a la izquierda queda Bolu, en una inmensa llanura, en el fondo ya estamos bastante alto, pero hoy subiremos mucho. A los 4km paramos en Karacasu, casi todo está cerrado por las horas, pero justo al lado de un supermercado hay una tiendecita que vende de todo, pero sobre todo repostería. Una pareja de unos sesenta años nos recibe y como siempre hablan turco sin parar como si les entendiéramos, con el móvil conseguimos sacar una conversación de qué mal está el mundo. Comemos un par de bollos y unas pastas mientras esperamos a que abran el super. Toca hacer compra porque la idea es estar dos días arriba.

Después del desayuno y las gestiones toca enfrentarse a un puerto de 14km con 900+. Entre que es pronto y que hay muchos ratos al 10% avanzamos poco a poco. Por suerte subimos por un bosque y casi todo es en sombra. El puerto tiene muchas curvas por la ladera de la montaña, pero al subir entre árboles sólo ves lo que está delante. A los 6km hacemos una parada para descansar un poco, beber y ver que nos queda. Ya estamos empapados en sudor, y aunque hace sol, hace fresco con lo que mejor estar en la bici para coger calor. Nos quedan 8km, pero dos los hacemos volando y decidimos tirar hasta arriba de golpe. De vez en cuando para para sacar fotos y vídeos a Shei. Voy animándole, es fundamental para afrontar una subida de estas que supone casi tres horas.

Al llegar arriba nos tenemos que abrigar, estamos a más de 1.500msn y a unos 14º. Bajamos 5km por un bosque de pinos que huele a Mediterráneo y llegamos a una zona de casas muy humildes y que parece abandonado. Los alojamientos son viejos y todos están cerrados y con mucho polvo. Nos metemos para el lago y hay un campamento con coches, así que es posible que podamos dormir los dos siguientes días ahí. Un guarda forestal que se encarga de eso mira si hay hueco y nos dice que dos noches son 80€, es algo caro, pero nos animamos. Le preguntamos si hay algo de comer cerca y nos señala un sitio que también funciona como hotel y que nos quita 12km de la siguiente etapa. Le pedimos que llame a ver si están abiertos y si se puede dormir. Habla con ellos y nos dice que sí. Así que decidimos seguir a pesar de que el sitio nos gusta y es muy buena hora para lavar ropa, descansar y pasar dos días en un lugar de la montaña tranquilo.

Bajamos por un lago y una carretera estrecha entre árboles preciosa. Por todo el camino hay cientos de personas con su furgoneta, gente acampada haciendo barbacoas, hay muy buen ambiente. Dan ganas de pararse, pero en breve estaremos en un lugar donde poder dormir y comer bien. Al llegar nos dice que dan comidas, pero que el hotel está cerrado por un incendio que hubo y que no hay nada abierto en todo el parque. En ese momento queremos matar al del campamento. Teníamos comida, alojamiento y dos días para descansar y ahora estamos sin posibilidad de regresar 15km, no tiene sentido y sin día de descanso.

Respiramos, decidimos comer bien y acampar cerca y ver que hacemos al día siguiente. Con lo que comemos sopa, trucha, ensalada y té qué está buenísimo y significa la mejor comida en días. La pega es que estamos en un salón con un fuego encendido y hay que salir afuera y pedalear de nuevo. Nos despedimos de la familia que se queda comiendo y a buscar un sitio donde dormir. Al poco de empezar vemos entre dos grupos de personas y al lado del riachuelo un sitio que parece bueno. Sin haber bajado de la bici, una de las familias, abuela, hijos, nietos, echados en el suelo en mantas y con una hoguera para calentarse, nos ofrece té, le decimos de montar primero campamento. Desplegamos todo bajo unos pinos y tras un buen rato de secar tienda, lonas  y montarla, ponernos a estirar, se acercan con dos tés. Son gente generosa y hospitalaria y da mucha rabia no poder entenderse mejor. Al llevarle los vasos me da dos más y sin acabar lo segundos nos trae sandía. Al poco rato se marchan y se despiden de nosotros.

Después de eso hacemos la tarea y durante la cena, unos noodles, nos damos cuenta de que el sitio no está nada mal. Anuncian lluvias para el día siguiente, pero eso es otra historia.

Ruta en strava.

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