85KM 550+
Nos despertamos mucho antes que el amanecer debido a que los gallos marcan territorio durante toda la noche. A las 6:30 nos ponemos en marcha y para las 7:45 estamos sobre la bici. La noche a pesar de la tormenta no ha sido muy húmeda y no guardamos todo muy mojado. Ayer nos recomendaron pasar a Grecia ya que la parte búlgara es por autopista y no se puede.
El comienzo de etapa es super plano, avanzamos por campos de cereal con el frescor de la mañana y con poco tráfico. Lo único que nos saca de nuestro placer es el ruido que hace el buje de Shei que cada vez es más fuerte. La media no baja de 20 y en una hora llegamos al desvío que nos lleva hacia Grecia. Dos cuestas que llegan a la frontera y pronto vemos las banderas búlgaras hondeando pero nadie para atendernos, pasamos con las casetas vacías y pronto vemos la bandera griega al final de una cuesta de kilómetro y medio, el sol ya empieza a apretar y llegamos a la frontera sudando. Ahí hay gente que nos hace el gesto de que pasemos. Les saludamos en griego y nos preguntan de dónde somos y a dónde vamos, les contamos y la mujer alucina, nos desea buen viaje y que sigamos. Tenemos 35km por el país heleno. El paisaje nos recuerda mucho a Castilla. Cereal para ser cosechado en breve, llanuras con pequeñas montañas al fondo y rectas con arcenes enormes. Antes de llegar a Ormenio, nuestra primera parada, nos metemos por un camino de tierra por el que vamos más tranquilos y donde sólo escuchamos el cereal y los pájaros. Al fondo vemos una pequeña iglesia y un pueblo de agricultores. Es hora de desayunar algo, varios señores mayores están sentados en la terraza mirando hacia la carretera, dos cicloturistas hacen de ese día algo diferente. “kalimera” y la sonrisa está servida. Estefanía, la camarera se levanta y sin inglés nos entendemos para que me haga dos frapes, aquí es obligatorio pedirlo, son riquísimos. Todos están interesados y tratan de saber que hacemos. Al final nos regalan una chocolatinas y medio pan. Los griegos son super acogedores. Nos quedaríamos más pero nos queda una frontera y buscar una tienda para arreglar el buje, así que volamos hasta la frontera, 30km llanos con alguna subidica hasta Kastaneis que es el pueblo que linda. Ahí la gente ya está en sus casas, es la 13:00 hace más de 30º y nos miran con cara de que hacemos a esas horas en bici. Dejamos Grecia con otra sonrisa de la oficial y pasamos a Turquía con nueva sonrisa y enseñándonos algunas palabras. Lo gracioso es que hay un pavo justo en la vaya de la frontera. En inglés le llaman turkey al pavo.
Primer objetivo llegar a Edirne a Sampiyon bisiklets, de Özkan. Al pasar la frontera ya se nota gente más humilde, carros con burros, casas más humildes y peores coches. La gente nos saluda. Entremos por un puente sobre el río Maritsa. Calesas con caballos para turistas por antes de entrar a la ciudad. Es muy grande, plagada de negocios de todo tipo y sacamos algo de dinero en un cajero para los gastos iniciales. Localizamos la tienda de Özkan, un pequeño habitáculo lleno de bicis viejas, con piezas por todo y llena de grasa. Un hombre canoso y fumando mira atento el ruido de la rueda, ve que tiene holgura y desmonta el buje y lo lima, pero nos avisa de que hay que cambiarlo en Estambúl, también ve que el eje de pedalier también se mueve. Los de Sofía se han consagrado, le mando un mensaje muy enfadado.
Después del arreglo buscamos una tienda donde comprar verdura y algo de fruta para comer en ese momento. Son casi las 15:00 y el tendero nos dice que hace mucho calor, pero tenemos que seguir, apunta nuestra web y nos desea lo mejor, un hombre muy amable. Para salir de Edirne nos tocan dos cuestas al 13% que nos ponen a mil. Tras bajar pulsaciones ya buscamos la carretera secundaria que nos lleve a nuestro fin de etapa. Una carretera de toboganes que no da tregua y que transcurre entre campos de cereales y cosechas que mezclan en amarillo y el verde y que nos meten de lleno en un clima estival sin saber cómo. Por fin llegamos a Demirhanli, nos paramos a tomar un helado en una tiendecita y les preguntamos donde acampar, no saben, así que habrá que buscarse la vida. Un señor nos llena la ducha y las botellas y justo al salir del pueblo, unos árboles tapan un camino cosechado y parece perfecto. Cuando no pasa nadie nos metemos ocultos de los coches y montamos campamento. Primera ducha autogestionada, estiramientos, cena y a dormir.
Ruta en strava.
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