81KM 415+
El umbral de escrúpulos baja conforme más viajas por lugares humildes. La pensión Florencia es muy sencilla, el baño está sucio y no rozamos la taza en ningún momento, terminamos bañándonos sobre un barreño porque el agua de la ducha se estanca, las paredes tienen arañas, pero con la mosquitera estamos a salvo. Al final utilizas estrategias para quedarte con lo que necesitas y terminas durmiendo relajado. Como la etapa será algo larga nos levantamos pronto. Roxana nos prepara un par de bocadillos con tortilla y un café. Los dos días hemos desayunado eso por 1,5€ cada uno. Nos despedimos de ellas y antes de salir grabamos un vídeo que nos pide Navarra Tv para los informativos. La gente de las habitaciones de al lado mira curiosa y se ríe.
Salimos a la carretera algo tarde, compramos algo de agua y pan y arrancamos etapa. Frente al supermercado ya hay mucha gente con puestos de verduras para vender y niños con bandejas de huevos donde venden huevos y manojos de especias o jengibre. La mirada cuando rellenamos las botellas de agua de tristeza, de necesidad pesa mucho. Aun y todo, cuando les saludas sacan su mejor sonrisa. La garrafa de plástico se la ofrecemos porque sabemos que les es muy útil. Salimos de Cahama con 81km por delante.
El perfil no va a ser extremadamente duro, pero los toboganes cada vez son más acusados y ganamos desnivel mucho más rápido que antes. El paisaje está seco porque salimos de una época sin lluvias, pero tiene mucha más vegetación y muchos árboles tienen hojas muy verdes que dan alegría visual. Por la carretera nos encontramos varios camaleones cruzando a pasos pausados, cada uno de un color, temes que cualquier coche los aplaste, pero por suerte hay poco tráfico. Grabamos a uno de ellos de cerca y emiten una especie de bufidos, acerco el móvil y con ello consigo que aceleren y se pongan a salvo.
A los 25km de etapa cumplimos los 2.000km en África. Hemos perdido la noción del tiempo y el espacio. No sabemos si es mucho o poco, lo que sabemos es que dejamos muchos recuerdos atrás y que tenemos que hacer gimnasia mental para recordar lugares. En un viaje tan largo todo está en el mismo cajón y se mezcla. Los pueblos por los que estamos pasando tienen una especie de recintos vallados con un depósito en alto que se llena con placas eléctricas de una reserva de agua cercana y baja a unos grifos que hay debajo. Decenas de personas se amontonan debajo para rellenar sus garrafas. En uno de los pueblos, Kahila, hablamos con Muiño, el director de la escuela, nos explica que no se llena a todas horas, dependen del sol, con lo que no sólo no tienen agua, si no que dependen del clima. El puesto de salud y el colegio dependen absolutamente de ese depósito. Nos despedimos de los niños que salen de la escuela en ese momento y son las 11:20 de la mañana. Nos quedan 28km para acabar etapa, vamos muy bien.
Desde ahí hay 16km a Chibemba donde pensamos comer algo. El recorrido cada vez es más divertido y exigente. Bajas una colina y ves al fondo una rampa que sube y se pierde en el horizonte. Seguimos saludando a la gente que hay en los arcenes y cada vez vemos más sacos de carbón apilados en el lateral para venderlos. Me pregunto cómo hacen para salir de la nada cuando alguien para a comprar uno. Los pueblos algo grandes los ves desde la distancia porque en África la torre de telecomunicaciones marca el lugar. Hay días que te quedan 10km y ves la torre y te parece que está más cerca y no hay manera de que crezca. La cobertura entre pueblos suele ser nefasta e incluso en ellos también. Por las justas puedes mandar un mensaje previa danza del móvil en el aire buscando esa honda que te llene las rayas de internet.
Nada más llegar a Chibemba, sitio donde hay un lugar donde se come medianamente bien, sale un chico alto, con una barba pelirroja y feliz de ver a dos cicloviajeros. Es Liam, irlandés que hace trece meses salió desde Valencia y lleva recorriendo África desde entonces. El ha pedido un arroz con pollo hace un buen rato. Nosotros hacemos lo mismo. La tardanza para sacarlo casi da para contarnos ambos viajes, charlamos muy a gusto, a él a penas le quedan semanas de experiencia. Coincidimos que Angola tiene gente muy amable y una situación vital muy desafiante y pobre. Liam compró una bici barata de Decathlon y pocas piezas le quedan originales y está casi seguro de que no sabe si acabará el viaje con ella. Se le ve curtido y necesitaríamos días para que nos contase más cosas, pero vamos justo en direcciones opuestas. Nos despedimos y retomamos la etapa. Antes de salir del pueblo queremos comprar una garrafa de agua, preguntamos en el puesto de policía y llama a uno de los cadetillos y le dice, acompaña a esta pareja, vigila su bici y regresas. Así que mientras Shei compra la garrafa de agua charlo con Tobias sobre lo que estamos haciendo y me encanta el sonido que hacen con la palabra Camerún “¿con la bici?”, ante nuestra afirmación prosigue la carcajada.
Desde ahí volamos hacia el final de etapa, aunque haya cuestas, pronto llegamos a Rio de Areia, un poblado parecido a Kahila y que tiene la escuela en el alto. Justo hay una campaña de vacunación para el cáncer de útero, contra el virus del papiloma humano y previenen con chicas de 9 a 15 años. Enfermeros que atienden a las alumnas que aún están en clase. En el todoterreno hay una médico que es de Cuba, lleva tres años en esta misión y le cuesta no hablar en portugués. Charlamos sobre su país, sobre el viaje, sobre la realidad de Angola mientras se vacían las clases. El director nos indica cual será la nuestra y ha venido el Bartolomeu, el policía del pueblo para tomar los datos y decirnos que estemos tranquilos, que habrá seguridad. Nos abren un grifo para llenar la bolsa de la ducha, “aprovechad ahora que hay sol para que funcione el grifo”. Los niños se quedan en el patio y curiosean hasta que les decimos de hacernos una foto y llega la locura. Poco a poco se van marchando y nos duchamos en un aseo que hay para profesores que está algo más limpio. Luego tareas, preparar cena y nos vamos rápido a la cama, nos queremos levantar a las 5:00 porque nos hemos marcado llegar a Lubango y nos quedan 115km con la etapa más dura de África, pero ganaremos un día en el lugar donde construiremos el pozo.