112KM 650+
Durante la noche escuchamos llover intensamente y el viento zarandea la tienda de campaña. Estar cobijados bajo un techo ayuda a afrontar el mal tiempo, pero saber que cuando salgamos a la carretera nos quedarán 110km con viento y lluvia nos quita el sueño. A las 6:00 suena el despertador y recogemos rápido, pronto abrirán el almacén y no queremos molestar. Antes de abrir la tienda miramos que no haya escorpiones cerca. La noche anterior vimos rondando las bicis dos. Una de las cosas que hay que hacer cuando acampes y sobre todo en lugares que hay animales o insectos venenosos es guardar las playeras y chancletas dentro de la tienda campaña, la razón es que puede meterse una araña, escorpión u otro bicho y al meter la mano o el pie picarte. En otras ocasiones, perros u otro tipo de animales pueden llevarse las playeras y ya te has quedado sin ellas.
Nos vestimos con pereza y a punto de terminar la recogida de todo comienza a llegar gente. Salimos con llovizna y pronto toca ponerse chubasquero porque la lluvia arrecia. El problema es que el viento es de cara y tenemos mucha etapa por delante, nos tememos lo peor. Nos acercamos a la capital y se nota que hay más tráfico. Lo sorprendente es que la carretera sigue siendo estrecha y sin arcén. A la hora de bici nos deja de llover y el viento baja. El cielo sigue gris y se agradece por la temperatura. El paisaje poco a poco se va tornando más verde y las montañas asoman. El paisaje más irregular nos regala algo que hace tres países que no teníamos, un poco de variedad en las vistas. La idea es llegar a Seeis, un pueblo que marca en el mapa para parar, está a 50km del inicio, pero al llegar es un asentamiento sin tiendas, lo único una estación de tren apartada que además está abandonada. Con lo que seguimos un poco hasta cobijarnos a la sombra de un árbol.
Desayunamos algo que el hambre nos pide un poco de combustible y somos conscientes de que es nuestra etapa número 100. Parece increíble como pasa el tiempo, hace nada estábamos en nuestra casa y de repente llevamos un centenar de etapas y casi 7.000km. El rato que hemos estado desayunando las nubes se han esfumado y el sol se siente fuerte y radia con energía. El pronóstico que nos daban el día anterior de lluvias a lo largo del día ha cambiado, el viento en contra cambia y juega a nuestro favor, así que nos quedan 60km con desnivel, pero con otra motivación.
Conforme llegamos al aeropuerto tenemos un desvío a una carretera que no sale en google maps y es una especie de autovía con un gran arcén y donde vamos mucho más cómodos y seguros. Comenzamos a subir paulatinamente, pero el aire nos ayuda a que no sea muy duro. Uno de los tramos regresamos a la carretera nacional donde el tráfico es intenso y sin arcén sufrimos un poco con el paso de los camiones. Esta vez sí las cuestas son más serias, algo que casi habíamos olvidado en África, llegamos a los 1.925msnm. Nos acordamos de cuando alcanzamos esa altura en Turquía como un hito. Lo cierto es que allí era un puerto en las montañas, hacía mucho frío y la sensación era de alcanzar una altura considerable, pero aquí pasa desapercibida y no hay épica en ello. Desde lo más alto regresamos a la autovía recién construida y tenemos todo bajada hasta Windhoek, con lo que los diez últimos kilómetros son un descanso para unas piernas cansadas de tres días con muchos kilómetros.
Entramos a la ciudad por el sur con cierto temor a ser asaltados. En un grupo de whatsap de cicloviajeros algunas personas han subido lugares donde les atracaron y robaron todo o casi todo. Pero llegamos sanos y salvos a casa de Cronje y Mari. Un barrio de casas grandes que parece más o menos seguro. Al llegar nos recibe el perro y estamos solos, aprovechamos para dejar las bicis en la tienda para ajustarlas y hacemos tiempo a que lleguen del trabajo jugando con Bikkas, el perro que nos e agota nunca. A las 17:00 de la tarde bien Cronje, un hombre delgado, de 55 años, sonriente y con una amabilidad y acogida más cercana a lo familiar que a los extraño.
Nos instalamos en la casa, sus hijos viven todos fuera y uno de sus cuartos es para nosotros. Esa tarde la pasamos tranquilamente en casa contando viajes y experiencias. Cronje y Mari acogen a muchos cicloviajeros y nos faltan horas para contarlo todo. El fin de semana resolvemos problemas con el hornillo roto, y en el supermercado nos encontramos con una pareja española que trabaja para la unión europea y suponen un rato de hablar sin pensar en otro idioma y de generar contactos interesantes. A la noche regresa Mari de Sudáfrica y hacemos barbacoa que echábamos mucho de menos. El domingo la actividad especial es una comida familiar donde conocemos a hermanas y hermanos de Cronje y Mari y nos acogen como uno más. La comida es espectacular y estamos seguros de que será de las mejores que haremos en el viaje, así que fijamos cada tenedorada. Pastel de espinacas, patatas con nata, calabaza a la canela y un cordero asado lentamente que se deshace en la boca, para rematar tres postres. Se quedan encantados de vernos disfrutar tanto de cada plato. El lunes un chico que es campeón nacional de ciclismo de Namibia me regala un casco porque se me ha roto y en ese momento la tienda de bicis nos llama para decirnos que el buje trasero de Sheila está roto, todo no podía ser tan perfecto. Vamos a la tienda donde nos muestran que ciertamente le queda poco y nos aseguran que era de segunda mano. Así que de nuevo Segundo Ciclo la tienda de Pamplona que nos montó las bicis nos ha causado problemas y ya son muchas veces. Rematamos el día con un masaje que nos resetea músculos cansados de meses de etapas y una barbacoa para despedirnos de nuestra familia en Windhoek. El martes es último día y sirve para comprar repuestos, comida, recoger las bicis y poner todo en orden. Comemos con la mujer que trabaja en la casa, Angela que tiene 50 años y no deja de sonreír. Ultimamos preparativos ya que viajaremos en autobús hasta Tsumeb para dejar la capital y acercarnos a Etosha park, nuestra siguiente aventura. El viaje de seis horas nos deja a las 0:30 de la noche y esperamos no tener problemas para ir hasta el hotel a esas horas.
