74KM 1350+
Después de doce horas de ferry que han pasado fugaces porque caímos en un sueño profundo a las dos horas de embarcar, a las 5:30 de la madrugada comienzan a sonar los avisos por megafonía, en media hora llegaremos a Split, así que nos desperezamos y recogemos todas las cosas en las alforjas. Toca llevar todo hasta uno de los garajes en dos viajes. No abren las puertas hasta no estar atracados así que esperamos con todo el equipaje en una de los accesos que tiene hasta que una llave al otro lado abre el pestillo y sigue hacia los otros accesos. Entre camiones montamos las bicis.
Afuera nos espera un día sin nubes, una mañana fresca, pero agradable, estamos en Croacia y aún no han dado las siete de la mañana. Nos sacamos una foto hacia el mar Adriático y despedimos la costa. Antes de ir hacia el lugar donde dormiremos nos acercamos al centro. Es las segunda ciudad de Croacia y recibe mucho turismo. El puerto deportivo es enorme con yates muy lujosos y cientos de veleros, muchas terrazas, pero a nosotros nos llama la atención el mercado. Compramos algo de verdura para la comida y la cena y no es muy barato. El mercado es muy colorido y las tenderas tienen esa mezcla entre mujeres con pañuelo en la cabeza que podrían salir en una postal de 1900 y compradoras con patinete y rayban. Damos un paseo por el centro histórico con un suelo de piedras blancas enormes y edificios desde Roma que es Patrimonio de la humanidad desde 1979. Merece una visita con calma. De ahí hasta el hostel, que no abre hasta las 11 y nos refugiamos en una cafetería para desayunar algo y trabajar en el ordenador mientras nos da la hora del check in. Los croatas que terracean al lado nuestro hablan alto, fuman mucho y nos hacemos a la idea de que estamos en los Balcanes, pero aún tenemos el gracie en la boca, habrá que cambiar el chip.
Por fin nos dan entrada al hostel, que tenemos ganas de desmontar las bicis y descansar, que hace seis horas que hemos llegado a Croacia. Mientras lavamos ropa y yo trabajo en el ordenador, la chica limpia nuestro cuarto. Abajo Shei conversa con un argentino lleno de picaduras de chinches. “¿Y eso?” “El primer día que dormí aquí, creo que es una reacción alérgica”, “no, son chinches…” Esperamos que nuestra cama no las tenga y parece que todo está bastante limpio. Ya hemos visitado rápidamente la ciudad a la mañana y pasamos el resto del día relajados en el hostel. Recuperamos nutrientes con una buena comida y una buena cena, con carne y verduras. Al final a las 23:00 a la cama, con las ganas que teníamos de dormir…
A las 6:30 suena el despertador, hemos dormido bien y no cuesta mucho ponerse en marcha. Antes de las 8:00 salimos a las calles de Split, estamos lejos del centro y es domingo, así que todo está tranquilo. Bajamos hacia el río y ya impresiona la de montañas que se ven por todo. Se anuncia orografía balcánica dura. Nos marcamos una parada a los 17km pero antes hay que subir el primer puerto de los Balcanes, 7,5km al 6%. Hace muy buena temperatura y las piernas responden más o menos. Habrá que acostumbrarse a comenzar el día subiendo. El puerto sube sesesando por la montaña. La vegetación ha cambiado respecto a Italia, pero sigue siendo mediterránea, incluso se ven plantaciones de olivos. Los finales de las montañas son más abruptos y asoma roca kárstica de vez en cuando. Primera para con dos cafés americanos y galletas que teníamos compradas.
Hoy la etapa será casi todo el día subiendo, partimos del mar. A poco de llegar a Trijl pedaleamos paralelos al rio Cetina y no podemos evitar pararnos a contemplarlo. Porque nos queda mucha etapa, pero invita a palear en piragua por sus aguas. Pronto comenzamos otro puerto de 6km que se enlaza con otro de cuatro. El objetivo es llegar a la frontera lo más pronto posible porque anuncian lluvias a la tarde. Los metros acumulados se notan en las piernas y cada vez se hace más duro. Nos queda poco para Kamensko, que es el paso a un nuevo país, Bosnia Herzegovina. No hay cambio en las palabras básicas, así que seguimos con Zdravo para decir hola y Hvala para gracias. En Bosnia nos cuñan el pasaporte y hacemos parada obligada para meter combustible. La gente parece muy agradable y sienten curiosidad por los dos ciclistas.
Nos quedan 15km, un poco de rompepiernas que no apetece, pero que las vistas al lago Busko. Tenemos ganas de acabar, sobre todo porque el cielo ha pasado de un azul intenso a nubes negras y nos vamos a mojar seguro. De hecho algunas gotas llevadas por el viento nos llegan y aunque estamos cansados, apretamos. A dos kilómetros del final marcado vemos un edificio en construcción, no hay valla y parece que nadie nos va a poner pegas, entramos y en la parte de atrás, con vistas al lago hay un cuarto que será nuestro refugio.
Antes de llover bajamos al lago por un camino de piedras y nos damos una ducha rápida, el frío del agua repone. La pega que a pesar de lo recóndito del lugar, varias personas aparcan arriba de la cuesta y bajan a sacarse la foto de rigor. Subimos, preparamos el campamento dentro del edificio, hacemos trabajo de oficina y mientras tanto vemos caer una tormenta con truenos desde la seguridad que da un techo. Cenamos y a dormir.
Ruta en strava.
