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ETAPA 88 KANYE-JWANENG

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87KM 275+

Aunque la casa es enorme, la habitación acorde con el tamaño de la casa, tenemos todas las comodidades, no sabemos por qué, pero los dos hemos dormido mal las dos noches, quizá no estemos acostumbrados a esos lujos o es el fen sui o lo que sea, pero cada dos por tres nos hemos despertado y la noche se ha hecho larga y cuando ha sonado el despertador necesitábamos un par de horas de descanso más.

Hamza se ha levantado a las 6:00 para rezar, es musulmán y luego ha vuelto a la cama. Nosotros en silencio nos hemos preparado unos huevos con tostadas, yogur con cereales y café. Con todas las alforjas sacadas, Hamza sale de su habitación somnoliento, tiene 27 años, piel mestiza, una brava negra por debajo del cuello y sonriente. “no sé cómo lleváis tantas bolsas”. Delante de él montamos la bici y pregunta cuánto pesa. Le invito a levantarla y se acerca confiado, agarra la barra central con la cara de moverla con facilidad y no es capaz de levantarla un centímetro, sus ojos se hacen grandes y emite un gruñido, “¡pero qué es esto!”. Ahí nos admira un poco más. La noche anterior tuvimos una conversación interesante sobre religión y el conflicto palestino del que está muy informado. Nuestro posicionamiento y haber estado en Palestina nos conecta mucho.

Dejamos el refugio de su casa y salimos a la realidad, calles de arena, puestos de madera y uralita y gente humilde. Sin llegar a la esquina ya hemos recibido el saludo de varias personas. La gente aquí es muy alegre y amable. Salir de Kanye nos lleva rato, no es una ciudad al uso, son muchas casas desperdigadas. En un momento dado unos chicos nos gritan para hacerse un selfie con nosotros y accedemos, estamos frescos y es pronto.

La etapa no va a tener mucho desnivel y la idea es hacer 70km hasta Sese. Desde Kanye ya no hay pueblos ni abastecimiento en el camino. Esa va a ser la dinámica general estos días. Rectas y sin poblaciones con lo que nos esperan días aburridos y con poco contacto humano.

Lo bueno hasta el momento es que la carretera es excelente. Asfalto impecable, gran arcén, poco tráfico. Estamos camino de Jwaneng, donde se encuentran las minas a cielo abierto con los diamantes con más kilates del mundo. Es la razón por la que Botswana está invirtiendo en infraestructuras y los accesos son inmejorables. Lo de siempre, los poblados tienen escuelas, hospitales, acceso a agua precario, pero alguien se está llevando el dinero calentito. A lo largo de toda la etapa, de vez en cuando una señal marrón con una acacia y una mesa marca un lugar para descansar. Cuando llevamos un tercio de etapa paramos en una, aunque la acacia no da sombra y comemos algo a pleno sol. Aún es pronto y el asiento no está ardiendo y se tolera.

Seguimos camino y de vez en cuando nos encontramos obras mejorando una carretera que ya de por sí es buenísima. Más les valía ir por Uzbekistán o las etapas cercanas a Shaydon, nos habrían ahorrado unas cuantas horas de sufrimiento. En estos países y ocurría lo mismo en Asia, en los trabajos de carreteras, jardinería o mejora de espacios públicos siempre hay decenas de trabajadores. Al final unos pocos hacen y el resto mira. Tantos por metro cuadrado que casi da vergüenza. Por lo menos se hacen compañía bajo el sol abrasador.

A los 60km paramos de nuevo en otra de esas acacias a la sombra para comer un par de naranjas. Generalmente en África están secas y son pellejudas, pero estas son más que aceptables y nos saben muy buenas. Estamos algo cansados y lo cierto es que llevo varios días con febrícula y el cuerpo me pide cama. Vamos a intentar acabar antes de las 13:30 la etapa. Pero conforme nos acercamos a Jwaneng nos planteamos dormir en un hotel para descansar y ver si termino de recuperarme, la idea es alargar 10km más la etapa y me veo con fuerzas. Dejamos el desvío a Sese y conforme nos acercamos a la ciudad hay más camiones, una futura instalación fotovoltaica china que nos acompaña los últimos cinco kilómetros. Siempre que hay recursos naturales, cerca verás una empresa china. Silenciosamente están acaparando todos. De Botswana no sé, pero de la R.D. del Congo tienen el 70% de los yacimientos de cobalto, litio… A cambio pagan deudas externas con intereses tan altos que nunca terminan y se llevan los recursos y la deuda externa sigue ahí.

Al llegar a Jwaneng un bulldozer enorme de extracción de tierra adorna uno de los arcenes, en el otro un cartel de ladrillos donde sale el nombre de la ciudad con un diamante de metal en el medio. Varios operarios vestidos con mono azul y reflectantes amarillos descansan bajo un toldo. Entramos en la ciudad buscando el hotel que nos han dicho los trabajadores y que supuestamente tiene buen precio. Cuando llegamos es uno hotel de lujo y el precio para las instalaciones que tiene es bueno, pero se pasa nuestro presupuesto. Hay varios alojamientos en la ciudad y por lo visto las minas han hecho que se encarezcan todos. Algunos son sólo para trabajadores. Por toda la ciudad caminan hombres con mono azul y reflectantes, parece una ciudad comunista o de los minions. Autobuses que vienen y van con trabajadores, casas pequeñas que son comunidades y una zona comercial super saturada de personas con tiendas de saldo. Compramos algo de cena y de comer para el día siguiente y tardamos porque las cajas tienen colas enormes y los carros a rebosar. Tratamos de poner datos en la tarjeta del móvil, pero en algunos países la cosa es demasiado complicada y dejamos a la del mostrador con su poca energía y pocas ganas de ayudarnos dentro. Comemos y vamos a por un colegio que nos ha dicho que nos alojará. Se nos ha hecho tarde y son casi las 17:00. La directora nos enseña una habitación donde podremos dormir con dos camas, sin luz, pero más que suficiente. Un baño que tiene una ducha, arañas, telarañas y mohos, pero ducha. El colegio es un conjunto de edificios en su mayoría con los cristales rotos, mesas rotas fuera, las taquillas sin puertas y con el interior con la pintura amarilla que tuvo al comienzo casi negra. Los grifos rotos y el único que queda cae a una pila llena de agua estancada. Los patios son de arena y hay mucha basura esparcida por todo. Ese es el colegio tipo en África que os iré describiendo muchas veces.

Nos duchamos, estiramos, hacemos la tarea, la cena y a dormir, que nos toca mañana otra etapa muy larga.  

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