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ETAPA 84 MAGALIESBURG-KOSTER

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93KM 660+

La noche ha sido más fría de lo esperado, nos hemos acostumbrado a dormir algunas noches a más de 30º y el cuerpo está fuera de juego y desentrenado. Lo peor de todo es que hemos enviado un saco y mallas de invierno hace cuatro días pensando que África iba a ser un cocedero. Por suerte nos hemos llevado dos mantas del avión que nos van a hacer un buen papel. Nos despertamos aún con sueño acumulado y Sheila con la labor de hacer las alforjas, el día anterior con todo lo que tuvimos que hacer no le dio tiempo. Aprovechamos la cocina para hacernos huevos con salchichas y mientras Sheila ordena sus cosas edito el video del viaje en avión.

Hoy es primera etapa en África y entre una cosa y otra se nos ha hecho tarde. Cuando salimos a montar las bicis hace un frío inesperado que nos obliga a ponernos manguitos y chaleco. Hacemos la foto de arranque del nuevo continente y nos despedimos de la dueña de la finca. Sudáfrica dejó el apartheid hace mucho tiempo, pero la realidad es que la línea que separa blancos y negros es patente. El servicio siempre es de raza negra y los blancos nos avisan de lo peligroso que es viajar por el país, lo cierto es que en 2022 no tuvimos ningún problema y la sensación actual es la misma, que la gente es amable y hospitalaria.

Salimos por un camino de tierra hasta la carretera y en apenas un kilómetro tengo el primer pinchazo de la etapa, de África, he batido un record. Al salir a la carretera la llanta toca el suelo y toca desmontar todo para arreglar la rueda. Nos ponemos al lado izquierdo, aquí los vehículos circular al revés. La flota es más grande que en Uzbekistán, camiones, coches, furgonetas, todoterrenos, todos han crecido considerablemente.

A las 10:00 por fin arrancamos, y nos queda toda la etapa por delante. Ya sea por no descansar, las horas de avión que inflaman las piernas, notamos pesado el cuerpo, además comienza la etapa subiendo. La temperatura ha subido, pero cuando pasamos trozos de sombra se nota fresco. Hay tráfico, pero no mucho con lo que vamos tranquilos. El estado de la carretera es decente, aunque de vez en cuando hay agujeros que provoca un baile de coches esquivándolos. El color de la tierra es rojizo. Pedaleamos por una zona de campos de cultivos y granjas con terrenos de dimensiones provinciales. La gente que camina por los arcenes es de raza negra y cuando les saludamos nos devuelven el gesto con alegría, están acostumbrados a que la raza blanca no les haga mucho caso.

No muy lejos de aquí, en Sterkfontein, descubrieron en 1947 el cráneo de un homínido de austrolopithecus africanus, de 2,5 millones de años, apodado la señora Ples y que ha servido para conocer muchas cosas de los homínidos de aquella época y contestar muchas preguntas sobre la evolución. Geológicamente hablando a siete etapas al este de aquí, está la zona más antigua de la tierra en los montes de Barberton, con lo que pedaleamos sobre un lugar crucial para respuestas de donde venimos.

A las 14:00 paramos en una gasolinera a comer dos sándwiches que nos hemos preparado. Dos niños andan mendigando y sólo pide cuando llega un blanco en coche, que por supuesto le ignora. Es la primera vez que alguien nos pide dinero en meses, tiene la ropa hecha jirones y sucia, sabemos que darle algo es traerle aquí al día siguiente a hacer lo mismo y no ir a la escuela, pero compartimos la comida con él y se aparta a comerla al instante y con el dedo levantado nos agradece el detalle. Pensamos que nuestro esfuerzo tiene que ir enfocado a construir pozos y que no vamos a acabar con el hambre, pero por lo menos hoy ese chaval ha comido algo.

Nos quedan 20km para acabar etapa y hace viento en contra y la carretera sin mucha dureza, pero pica para arriba, con constantes subidas y bajadas, se nos está haciendo larga y llegamos a las 16:00 al lugar donde queremos comprar algo para el día siguiente y buscar sitio para dormir, Koster. En el supermercado cuando sale Sheila con la compra, una mujer mira nuestras bicis y el cartel, se interesa por lo que hacemos y le contamos. Le preguntamos donde poner la tienda de campaña y nos dice que en su casa a 8km de ahí en la dirección que iremos al día siguiente. Nos marca la ubicación en el mapa y quedamos con ella. Salimos de Koster con el sol ya más bajo que tumba nuestras sombras, vamos por una carretera en obras en dirección contraria y con los coches pasando cerca. A los 8km la granja que me ha dicho que viven no aparece y al ver el mapa algo hemos hecho que nos hemos desviado por otra carretera, estamos a 13km de su casa y ya son las 17:00, si estábamos cansados, esto nos remata. Pero saber que tenemos lugar donde acampar seguro nos enrabieta y pedaleamos con ganas, te das cuenta que a veces nos falta motivación para ver que somos capaces de mucho más. En 40 minutos vemos las granjas de pollos y entramos a una parcela donde los hijos nos esperan con las bicis. Al fondo detrás de tres edificios enormes blancos hay una casita donde Carmen nos espera sonriente. Ella es religiosa y nos cuenta que cada dos miércoles un grupo de amigos de la iglesia se reúnen para leer la biblia y este toca en su casa, en ese momento llegan varios todoterrenos, son granjeros de la zona, bajan niños que corretean por todo. Todos son de raza blanca. Nos saludan con mucha educación, son muy amables. Carmen nos dice que mejor durmamos en el cuarto de su hijo, nos enseña la casa. Mientras nos duchamos el resto charla del día a día, es temprano, pero cenan pronto, nos invitan a comer unos bollos de pan con una carne local que está muy buena. Agradecen nuestra presencia, la comida y en grupo leen versículos del libro. Hoy lo conectan con nuestro viaje y nuestro objetivo solidario. Es interesante ver como viven la religión y en un momento dado nos preguntan por nuestra fe, les decimos que no creemos en ningún dios, pero que si en las personas y sus buenas acciones. No sabemos si les convence la respuesta, pero afirman con una sonrisa que parece sincera. Les dejo para escribir la etapa y Sheila vive ese momento donde se sinceran y cuentan sus problemas. Lo cierto es que nos resulta bonito su forma de vivir su fe y además ese rato supone un rato de desahogo, se tratan con mucho cariño y algunos se han conocido ese día.

Después de su encuentro religioso tomamos café y nos despedimos del grupo. Para ellos es tarde y nosotros aún tenemos toda la tarea de oficina pendiente, pero el sueño nos lleva a la cama y dejamos lo que queda para el día siguiente. A punto de dormirnos Carmen aparece con otra manta, hace frío y se ha levantado para ver como estábamos. Aceptamos la manta y nos deseamos buenas noches. 

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