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MICRO ETAPA KHUJAND-KAIRAKUM

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14KM 70+

Alargar la etapa los dos días anteriores nos permite hacer una etapa cómoda hasta Kairakum, sólo 14km. Antes de eso visitamos el mercado de Khujand. Por lo vivido la noche anterior donde había puestos abiertos, incluso de noche, pensamos que la plaza frente a las mezquitas estará rebosante, pero no, hay muchos menos puestos. El mercado bajo techo es un edificio enorme con decenas de calles plagadas de puestos de todo tipo. Motocarros circulan por el interior repartiendo la mercancía, hombres empujando carros de dos ruedas llevando de un lado a otro productos. Todos los puestos con comida, especias, jabones, caramelos apilados en equilibrio. Los puestos se repiten y uno no sabe en cual comprar. Huele a comida, a pan, a todo hasta que la nariz no sabe a qué huele realmente. A fuera, en los porches que rodean el mercado hay más puestos y la gente sube y baja, es un corredor donde caminar es difícil, pero llevar una bici con alforjas es una odisea. La gente no se queja, nos abre paso sin poner mala cara. Nos sacamos algunas fotos en la plaza donde hay mucho más espacio y todos esos coches de batería para pasear niños han venido de la fortaleza aquí. El ruido es el de los cochecitos dando vueltas con un niño dentro y una persona con un mando detrás siguiéndola. Antes de irnos de Khujand, compramos unas galletas caseras, comemos pollo frito sentados a la sombra interior y arrancamos etapa.

Khujand es grande y salimos por una avenida de tres carriles con farolas doradas con varias bombillas cada diez metros que de noche confundirá a muchos aviones. A los 7km de recta donde el tráfico es intenso y donde cada dos por tres las furgonetas de transporte de personas paran para dejar o coger a alguien se cruzan en nuestro camino como si fuéramos transparentes. Es tarde y hace bastante calor. A mitad de la micro etapa pasamos al otro lado para tomar una carretera que nos lleva a Kairakum. Otro siete kilómetros, esta vez por una carretera más pequeña y a cobijo de una galería de árboles que nos da sombra y que construye un túnel natural muy vistoso. A los dos lados campos de viñas y cultivo regados por el enorme lago Kairakum.

Entramos en la pequeña ciudad, que parece lugar de recreo. Las casas muy dispersas y de nuevo mucho árbol por todo que baja la temperatura visual y real. Dormimos en un hotel al comienzo. Seguro que tuvo mejores días, ahora parece algo desfasado y en la recepción está una mujer mayor que parece cansada de no hacer nada. Con el traductor negociamos la noche y subimos todo a la habitación que es enorme. Aparentemente lujosa, pero que el tiempo ha envejecido mal. La sabanas desgastadas a punto de rasgarse, las baldosas del baño rotas y humedades por las esquinas. Para pasar una noche es suficiente y es más que de sobra. Estamos sudados, hace calor y tenemos ganas de darnos un duchazo, pero al abrir el grifo no sale agua. Sheila baja con la toalla alrededor del cuerpo a preguntar y tendremos que esperar tres horas. Pasamos la tarde tranquilos. La idea era estar un día más ahí, pero nos encontramos bien y esa etapa corta supone un buen descanso para afrontar la última etapa hasta el primer proyecto. Tarde de pipas, labor de oficina y descanso. 

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