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ETAPA 28 ESTAMBUL-SAKARYA

15KM 200+

Nos despertamos pronto, último día de Estambul, tras tres días intensos en los que apenas hemos descansado de caminar de un lado a otro de está exótica ciudad, nos levantamos con pereza. Son las 6:30 y retomamos el ritual de vestir la bici, primero bajar todas las alforjas a la calle y asegurarnos que no se nos queda nada. Mientras los gatos miran ponemos las bicis en forma y vamos a la estación de metro. Primer escollo hacia nuestro objetivo, Sakarya, que es a donde queremos llegar para evitar las grandes vías de dos o tres carriles que salen de esta gran ciudad.

En el metro ya nos tuercen el gesto por la dimensión de las bicis, pero a esas horas casi no hay nadie y menos hacia fuera de la ciudad. Después de varias suplicas acceden y subimos por las escaleras mecánicas y la mía se vuelca y me quedo enganchado, gracias a un hombre consigo enderezar antes de llegar arriba sin consecuencias graves, pero ya empezamos el día despejándonos de golpe. Nos montamos en el metro que llega a Gebze y son 24 paradas, esta ciudad es gigante, en él Kubra, una chica turca que le encanta el español, al escucharnos se acerca y nos regala unas pizzas y conversa con nosotros, se hace fan del proyecto al momento.

En la estación de trenes de Gebze volvemos a preguntar por si la flauta suena y nos dejan montarnos, pero no hay manera y toca ir hasta la estación de autobuses. La etapa parecía que no iba a tener kilómetros, pero nos equivocamos 6km con unas cuestas al 13% que nos ponen las pilas y llegamos con la camiseta empapada a la estación. Decenas de compañías a lo largo de un edificio metálico y donde los dueños salen y cantan destinos que salen próximamente. El primero que negociamos, estira demasiado el chicle y en su orgullo se hace el digno, un poco más allá nos ofrece lo mismo casi por la mitad. Así que en unos 40 minutos toca meter las bicis en la bodega, desmonta de nuevo y a esperar que el conductor no ponga caras al ver todo ese equipaje. Por fin estamos montados y parece que lo que parecía imposible, ya es un hecho. Comemos algo, nos traen hasta café y nos quedamos dormidos los dos. A las 12:00 entramos en la terminal de Sakarya y al bajar tenemos el cuerpo con pocas ganas de someternos a los más de 30º que hace. Montamos bici y la idea es buscar una tienda donde arreglen el eje de Shei y un lugar para dormir.

Algo nos empuja a ir primero a por la tienda y las migas del destino nos dirigen hasta la tienda de Çatin, Omerim Bisiklet. No habla inglés, pero con el móvil nos entendemos. Ahí detecta que le falta una arandela al eje y por eso no se puede apretar. Nos lo arregla por 6€ y al preguntarle por un lugar barato para dormir, justo hay un señor que habla inglés y entre los dos deciden invitarnos a una casa que ofrece cama a cicloviajeros. Serkan nos lleva hasta una casita de una planta en plena zona comercial, donde una bici colgada en la pared marca el lugar. “Esta es vuestra casa”, nos dan la llave y se marchan. Nos acomodamos, vamos a comer algo, ducha, trabajar y a la noche vienen dos de la asociación para tomar un té con nosotros y hacer de anfitriones.

 

Un día que ha empezado torcido, se ha enderezado del todo, ahora toca empezar la Turquía profunda. 

 

 
 
 
 
 
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Una publicación compartida de Y OS LO CUENTO/RUMBOS OLVIDADOS (@yoslocuento)

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